Читать книгу El Pueblo del hielo 10 - Tormenta de invierno онлайн
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—Sí, pero...
¿Cómo podía haberlo olvidado? ¿Cómo? Esa era una buena pregunta. Cielos, ¡él era tan atractivo! Tenía voz grave y suave como el terciopelo y facciones masculinas, pero que aún conservaban la expresión gentil. Sus hermosos ojos poseían un rastro de tristeza. Para su desesperación, Villemo sintió que regresaba la antigua timidez que experimentaba ante Dominic.
—Bueno, no importa. ¡Bienvenido, Dominic! ¡Has crecido desde la última vez que te vi! —exclamó ella demasiado fuerte y de modo artificial.
—Sí, señora. Ahora tengo veintiún años y ya he perdido todos los dientes de leche —dijo imitando el modo de hablar de un niño educado.
Villemo rio, nerviosa.
—¿Partirás de nuevo? Es decir, ¿cuánto tiempo te quedarás?
Nunca había sido capaz de expresarse con claridad, y mucho menos con inteligencia, en presencia de Dominic.
—Tal vez me quedaré una semana, si es que puedes soportarme tanto tiempo —respondió él, sonriendo—. De hecho, solo vine como mensajero de Gyldenloeve, el gobernador de Akershus. Pero por supuesto que quería pasar a saludarlos a todos en casa.