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Luego cuando dice: Obediente, suave y pudorosa, etc., muestra aquello por que podemos conocer al hombre noble mediante señales aparentes, que son obra divina de esta bondad. Y se divide esta parte en cuatro, conforme a las cuatro edades en que obra diversamente, como son: Adolescencia, juventud, senectud y senilidad; y comienza la segunda parte: Es en la juventud templada y fuerte; la tercera comienza: Es en su senectud; la cuarta comienza: Luego, en la cuarta parte de la vida.

Y éste es el sentido general de esta parte. Acerca de la cual se ha de saber que todo efecto, cuando es efecto, recibe semejanza de su causa, en cuanto le es posible conservarla. Por lo cual, como quiera que nuestra vida, como se ha dicho, y aun la de todo ser viviente aquí abajo, ha sido causada por el cielo, y el cielo por todos estos efectos, no por completo círculo, mas sólo por parte de él, se les descubre, y así es menester que su movimiento sea arriba, y como un arco casi todas las vidas retiene -y digo que las retiene tanto a las de los hombres como de los demás seres vivientes-, ascendiendo y girando, han de ser casi semejantes a imagen de arco. Volviendo, pues, a la nuestra de que ahora se habla, digo que procede subiendo y descendiendo a semejanza de este arco.

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