Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

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Su primera suposición fue que se trataba del cadáver de alguna persona que se había ahogado y que había sido arrojado a la orilla por las olas. Pero, después de examinarlo, descubrieron que las ropas no estaban mojadas y que el cuerpo ni siquiera estaba frío todavía. Enseguida lo llevaron a casa de una anciana que vivía cerca del lugar e intentaron, en vano, devolverle la vida. Parecía un joven apuesto, de unos veinte años de edad. Al parecer había sido estrangulado, porque no había señales de violencia, excepto la marca negra de unos dedos en su cuello.

La primera parte de aquella declaración no tenía el menor interés para mí; pero cuando se mencionó la marca de los dedos, recordé el asesinato de mi hermano y me puse muy nervioso; comencé a temblar y se me nubló la vista, lo cual me obligó a apoyarme en una silla para sostenerme; el magistrado me observó con mirada penetrante y, desde luego, extrajo una impresión desfavorable de mi comportamiento.

El hijo confirmó el relato del padre. Pero cuando se le preguntó a Daniel Nugent, este juró con toda seguridad que, justo antes de que se cayera su compañero, vio un barco con un hombre solo en él, a corta distancia de la orilla; y, por lo que pudo ver a la luz de las estrellas, era el mismo barco en el que yo había llegado a tierra.

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