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"—¿Habrá querido ese granjero engañarme de manera tan torpe? Cualquier cuervo con un poco de sentido común se daría cuenta de que estás relleno de paja.

"Después saltó a tierra y comió todo el maíz que quiso. Los otros pajarracos, al ver que yo no le hacía daño al primero, también se acercaron a comer, de modo que en pocos minutos me rodeaba una gran bandada de ellos.

"Esto me entristeció, pues indicaba que, al fin y al cabo, no era yo gran cosa como Espantapájaros, pero el viejo cuervo me consoló con estas palabras:

"—Si tuvieras cerebro serías tan hombre como cualquiera de ellos. El cerebro es lo único que vale la pena tener en este mundo, sea uno cuervo u hombre.

"Después que se fueron los cuervos, me puse a pensar en esto y decidí esforzarme por conseguir un cerebro. Por suerte para mí, llegaste tú y me sacaste del poste y, por lo que dices, estoy seguro de que el Gran Oz me dará un cerebro no bien lleguemos a la Ciudad Esmeralda.

—Así lo espero —asintió Dorothy con fervor—, ya que estás tan ansioso por tenerlo.

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