Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн
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Tal fue su acierto que la señorita Cameron aplaudió entusiasmada y no regateó elogios.
Aquello envalentonó a Jossie.
Después recitó un fragmento de comedieta, lleno de gracia y juvenil malicia, terminado en un sollozo muy bien logrado.
―¡Muy bien! La cosa va resultando mucho mejor de lo que yo esperaba. ¿Otra cosa?
La muchacha recitó el discurso de Porcia con muy buen resultado. Ante el éxito, tuvo un fallo. No quiso renunciar a lo que más le gustaba e incluyó en el programa la escena del balcón de Romeo y Julieta.
Al terminar estaba segura de haberlo hecho perfecto. Esperaba oír nuevamente los aplausos de su insigne oyente. Por eso su decepción fue tremenda cuando la actriz empezó a reír a carcajadas.
―Siempre me dijeron que lo hacía bien ―dijo Jossie, resentida―. Lamento que usted no piense igual.
―No lo hiciste bien. Eso está mal, muy mal, querida niña. Y no te extrañe. ¿Qué puede saber una niña del amor, del temor, de la muerte? Eso no es para tu edad. Deja la tragedia por ahora. Tiempo vendrá en que podrás afrontarla.