Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн
930 страница из 1361
En uno de los bruscos movimientos, causados por alguna pesadilla, la mano que tenía sobre el pecho se escurrió hasta llegar al suelo. Luego abrió la mano. Jo vio con sorpresa que de aquellos crispados dedos se desprendía un pequeño estuche de confección india. Quedó asombrada.
―Debe ser un amuleto indio ―se dijo, recogiéndolo y examinándolo con curiosidad―. Tiene el cordón roto. Se lo repararé y se lo pondré mientras sigue durmiendo.
Pero al moverlo, del estuchito cayó una fotografía, recortada para que ajustase.
Jo la recogió con presteza.
Era un retrato de Bess. Debajo de su bello rostro había dos palabras escritas: Mi Aslaugha.
Ya no cabía duda alguna. Lo que podían haber sido suposiciones suyas, ahora quedaba confirmado por desgracia.
Con un suspiro, Jo se dispuso a restituir aquella fotografía a su estuche, devolvérselo a Dan y fingir que ignoraba su secreto. Cuando se lo iba a poner vio con sobresalto que él la estaba observando.
―¡Oh, creí que dormías!…
―¿Vio usted el retrato?
―Lo vi, Dan.