Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

931 страница из 1361

―Así, ya sabe usted lo loco que soy.

―Dan, siento en el alma que…

―¡Bah!, no se preocupe por mí. No pensaba confiárselo nunca, pero me alegra que lo sepa. Comprendo perfectamente que se trata de un sueño absurdo. Ese ángel no podría ser nunca para mí más que una ilusión de todo lo dulce, bueno y bello que hay en la vida.

A Jo le apesadumbró aquella resignación sin esperanza.

―Por duro que sea, hijo mío, esa es la única manera de ver el problema. Tú eres fuerte y razonable. Así comprenderás que el secreto debe quedar entre los dos, y tendrás la suficiente fuerza para conseguirlo.

―No se preocupe, mamá Bhaer. Ni una palabra ni una mirada mía me delatarán. Nadie podrá imaginar nunca lo que yo siento. Y si mi sentir queda oculto, ¿hay algún mal en que conserve esta ilusión?

―Debes esforzarte en combatirla ahora. Esta ilusión irrealizable te atormentará si la alimentas.

Dan denegó con la cabeza, con firmeza pero tristemente.

―No me atormentará más de lo que me atormenta el remordimiento. Antes al contrario, al pensar en ese ángel de bondad que es Bess hallaré la fuerza necesaria para vivir y para ser bueno, pese a todo lo que la vida quiera reservarme.

Правообладателям