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―Y no olvides nunca que si la voluntad de Dios te niega esta niña angelical siempre tendrás aquí a esta vieja amiga dispuesta a ser una ayuda para ti, una confidente o, si tú me aceptas como a tal…, una segunda madre, orgullosa de este hijo.

Esta vez Dan no la decepcionó como en otra ocasión al decirle que deseaba fumar. El muchacho había, cambiado mucho y no se avergonzaba ya en demostrar sus sentimientos.

Por esto tomó a la señora Bhaer entre sus brazos y solemnemente le contestó:

―No lo olvidaré jamás. Porque en usted he encontrado la mejor y más inapreciable ayuda que pude nunca soñar. Por eso repetiré siempre: ¡Dios la bendiga!

CAPÍTULO XXII

LAS ÚLTIMAS ESCENAS

Después de una noche de reflexión, Jo pensó que algo debía hacer.

―Esto es como un Barril de pólvora y la presencia de Bess es el fuego. Lo prudente será alejarla. Sí; esto será lo mejor.

De acuerdo con este pensamiento Jo visitó a su hermana Amy. No le contó el secreto de Dan. Había prometido no hacerlo. Pero bastó que hiciese a Amy una velada insinuación para que ésta se alarmara y decidiese alejar a su hija por una temporada.

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