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No fue así.

Lo conoció, tomó una decisión y su vida cambió para siempre.

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«Lo conoció, tomó una decisión y su vida cambió para siempre».

¿Cuántas veces ha pasado esto en la historia de la humanidad?

* * *

Ambos, como los casi diez millones de chilenos en aquel momento, como los extranjeros que vivían en Chile a comienzos de los setenta, se vieron succionados por ese tornado, ese huracán que fue la UP, primero, y luego impactados por el golpe de Estado, ese terremoto que azotó el país en 1973, con réplicas que se sienten hasta hoy, medio siglo después.

* * *

Mis padres vivieron la Unidad Popular.

La UP, ese trienio glorioso para la izquierda chilena y mundial que fue el gobierno de Salvador Allende, el primer presidente marxista elegido por los votos en llegar al poder en la historia, en plena Guerra Fría.

La UP no tenía armas, no tenía dinero; apenas muchos votos sin llegar nunca a la mayoría, pero había algo que le sobraba: mística, relato, fuego.

Claro, todo eso no da de comer, menos en medio de malos manejos económicos, con una inflación desbocada y una división interna entre quienes creían en las urnas y quienes creían en los fusiles.

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