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Esto también es parte del «problema chileno».

* * *

En Huasco, ese pueblo a orillas del Pacífico y en medio del desierto de Atacama del cual proviene mi familia materna, estaba prohibido hablar de política a la hora de almuerzo o a cualquier hora.

Así que yo, a mis diez años, lo hacía con Guillermo, el hermano DC de mi abuelo, que tenía un kiosco de diarios al lado de nuestra botillería, y que me los prestaba para leerlos por la tarde.

* * *

¿Por qué no se puede hablar de política?

Porque la política divide, igual que el fútbol o la religión.

El problema es que los chilenos se toman las cosas a la personal.

Obvio que se puede hablar de política.

* * *

Mi familia materna está llena de fachos.

Lo fueron mis abuelos maternos y mis tíos (excepto mi tío Humberto, que estudió Medicina en Concepción en los ochenta), y varios de mis primos. Tengo un primo en la UDI y otro en RN. Militantes.

Otro familiar es miembro de las Fuerzas Armadas.

¿Qué haría él el día de mañana si, en el curso de un golpe militar, le toca detenerme? ¿Me avisaría con antelación? ¿Me golpearía con más saña?

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