Читать книгу Lágrima Dulce онлайн

51 страница из 85

Ricky hacía cuenco con la mano para encenderse un cigarro y entornó los ojos, molesto por el humo.

—Al Supremo se le puso dura mientras construían su propia patraña, obviando las pruebas que no les interesaban en forma de sentencia prevaricada. Hablas tú, Vila, que yo paso.

—Voy con treinta.

—Los veo —apostó Rafa.

Carbonell lanzó una ficha de veinte y otra de diez sobre el tapete.

—Yo también voy.

En el flop descansaban el siete de corazones, la reina de tréboles y el diez de diamantes. Carbonell tenía de mano el ocho y el dos de picas, con los cuales, junto con el seis de tréboles que acababa de salir en el turn, vislumbraba una posible escalera al diez.

—Al Marche —terció Rafa— se le vio el plumero en varias ocasiones. ¿Por qué no permitió ver los vídeos e imágenes? Porque «la sala los verá con sumo agrado en la fase documental» —Rafa recitó esta última frase.

—Ahí es donde se deben ver las imágenes y vídeos. En la fase documental —defendió Carbonell.

—Exacto, así la gente que está siguiendo el juicio por televisión, incluidos nuestros amiguitos europeos, no pueden ver los vídeos de policías dando puntapiés a señoras mayores sentadas y con las manos en alto.

Правообладателям