Читать книгу Seguir soñando historia. Una nueva antología de relatos онлайн

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En esas estaba cavilando cuando se adelantó Publio Cornelio Escipión, llevaba una capucha que le cubría gran parte del rostro. Al estar a poca distancia de mi cara, tanto que podía sentir el aliento de su ánima, se descubrió la capucha y pude ver otro rostro diferente. Era el divino Julio, el gran César y mi asombro me dejó helado.

Al acusarles de brujería, Antipas comentó que el único que había recibido el título de brujo en vida fue él e intentó calmarme con bellas palabras que dulcificaban mis oídos de difunto. Primero, Herodes Antipas, intentó explicarme que Escipión lleno de venganza quiso volver a Roma para conseguir el poder de nuevo, lo consiguió y alcanzó en su nueva encarnación, como Julio César, máximas cotas, pero cegado en su vanidad tenía sellado su destino: volver a morir por mediación de sus ciudadanos. Como Escipión recibió una muerte psicológica por el rechazo del senado romano y como César una muerte física. Se había cerrado su círculo. Y por tanto no recomendaba volver con prisas sino primero formarse y crecer espiritualmente antes de tomar la decisión.

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