Читать книгу ¿A dónde van las estrellas cuando mueren? онлайн

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Una noche, el jefe de la tribu tuvo un sueño en el que sus tres hijas expulsaban al oso del bosque para siempre, pero nunca regresaban al poblado. Al día siguiente le contó el sueño a su esposa, pero no a sus hijas, por miedo a que compartieran la fortuna de ya tantos valientes guerreros. Sin embargo, una de ellas lo escuchó a escondidas y las tres juntas decidieron salir a la caza. Partieron esa misma noche.

El oso nunca volvió. Y tampoco las tres hermanas.

Se cuenta que encontraron pronto la pista del oso y que la siguieron durante muchas Lunas hasta llegar al mismísimo fin del mundo, y que, cuando llegaron, vieron cómo el oso saltaba a la oscura inmensidad del universo.

Creo yo que las hermanas debieron volver la vista durante un segundo al camino que habían recorrido durante semanas; al mundo que ahora debían dejar atrás. Habrían comprendido que ese era su destino. Y se dice que, en pos del oso, dieron juntas el salto a la inmensidad sin vacilar un instante siquiera.

Y allí siguen, en el cielo, persiguiendo al gran oso, en la constelación de la Osa Mayor, para asegurarse de que nunca regrese a maldecir nuestra Tierra. Los iroqueses dicen que, en otoño, las flechas de las tres hermanas alcanzan al oso y lo hacen sangrar, y por eso las hojas de los árboles se pintan de rojo.

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