Читать книгу El bautismo del diablo. La evolución y la seducción del cristianismo онлайн

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Al mismo tiempo, pensadores de todas las épocas trataron de hacer que el modelo se ajustara a los hechos. En otras palabras: “Aquí está la teoría. Ahora logren que lo que vemos, los fenómenos, se ajusten a ellas”. Hoy, en especial en la biología evolucionaria, poco ha cambiado.

En el siglo II a.C., el astrónomo greco-egipcio Claudio Ptolomeo escribió un tratado de trece partes, el Almagesto, en el cual trató de describir mejor el movimiento del cosmos en un universo aristotélico con la Tierra como centro. Aunque revestía cierta complejidad, el sistema de Ptolomeo era una descripción matemática precisa (basada en el modelo de los cuerpos celestes que se movían en esferas perfectas alrededor de una Tierra inmóvil) de lo que los ojos de la tierra veían en los cielos. Y, hasta cierto punto, funcionó. Esto es, se podían hacer predicciones precisas basadas en la ciencia falsa que apoyaba el Almagesto, que ponía una Tierra inmóvil como el centro del universo. Si bien el libro se escribió alrededor del año 150 d.C., la influencia del Almagesto duró hasta los años 1600.

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