Читать книгу El bautismo del diablo. La evolución y la seducción del cristianismo онлайн

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Richard Tarnas escribió: “El uso que hizo Dante de la cosmología Ptolemaico-aristotélica como base estructural para la cosmovisión cristiana se estableció en el imaginario colectivo, con todos los aspectos del esquema científico griego ahora imbuido de importancia religiosa. En las mentes de Dante y sus contemporáneos, la astronomía y la teología indivisiblemente unidas, y las ramificaciones culturales de esta síntesis cosmológica, eran profundas: porque si futuros astrónomos introducían cualquier cambio físico a ese sistema (por ejemplo, decir que la Tierra se mueve), el efecto de una innovación puramente científica amenazaría la integridad de toda la cosmología cristiana”.55

Y una Tierra que se mueve es, precisamente, lo que Nicolás Copérnico, en 1543, postuló con su De revolutionibus orbium coelestium [Sobre las revoluciones de las orbes celestes]. En esta obra de seis secciones (“libros”), Copérnico argumentaba sobre el movimiento circular de la Tierra alrededor de un Sol sin movimiento en el centro del universo. Aunque otros, como Aristarco de Samos (siglo III a.C.), habían debatido sobre una cosmología similar, Copérnico sabía que, debido a las implicancias teológicas de esta posición, podía estar apresurándose a entrar en un terreno en el que nadie había entrado antes. En la primera línea de su dedicación del libro al papa Pablo III escribió: “Fácilmente puedo pensar, Santísimo Padre, que tan pronto como ciertas personas se enteren de que, en estos libros míos, en los que he escrito sobre las revoluciones de las esferas del mundo, le atribuyo ciertos movimientos al globo terráqueo, inmediatamente alzarán su voz para quitarnos a mí y a mi opinión del escenario”.56

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