Читать книгу El bautismo del diablo. La evolución y la seducción del cristianismo онлайн

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Si bien Copérnico no fue exactamente quitado del escenario (se hallaba en su lecho de muerte cuando su libro salió de la imprenta), en 1616 este tratado fue puesto en el Índice Católico de Libros Prohibidos; a pesar de su intento de apaciguar a las autoridades dedicando el material a nadie más que al mismísimo “vicario de Cristo”. Dieciséis años después de la prohibición, Galileo fue condenado por Roma por “haber creído y sostenido la doctrina (falsa y contraria a las Santas y Divinas Escrituras) de que el Sol es el centro del Universo y que no se mueve de Este a Oeste, y que la Tierra sí se mueve y no es el centro del Universo”; en otras palabras, la cosmología de Copérnico.

El artefacto del diablo

Lo que sea que haya estado sucediendo en los cielos, esta era la atmósfera científica e intelectual en la cual se desató la tormenta de Galileo en la tierra. Para la mente medieval, el universo era una jerarquía estricta en la cual el cielo, comenzando por la Luna que se movía hacia afuera, era perfecto y armonioso. Todos los cuerpos celestes (Sol, Luna, planetas, estrellas), esferas perfectas en sí, orbitaban la Tierra en círculos perfectos, la forma geométrica suprema, el único movimiento digno del cosmos de Yahweh. En medio de todo esto, en el centro inamovible, se asentaba la Tierra. Aquí estaba el modelo científico que dominó el pensamiento intelectual occidental por más de 1.500 años, el que la iglesia también había luchado tanto por incorporar a su teología.

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