Читать книгу El bautismo del diablo. La evolución y la seducción del cristianismo онлайн

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¿El único problema? ¿Dónde manifiestan las Escrituras la ubicación del Sol con relación al cosmos? ¿Qué palabras inspiradas dicen que el Sol es, o no es, el centro de algo, menos aun del universo? Y aunque Galileo haya tenido razón (y en el contexto inmediato la tenía), ¿cómo algo que nunca se trata en las Escrituras puede ser condenado como herejía?

La respuesta es fácil: la herejía de Galileo no era contra la Biblia, sino contra una interpretación de la Biblia basada en Aristóteles. No importaba que la Biblia nunca dijera que el Sol no es el centro del universo. Aristóteles sí lo había dicho. Y como la Biblia era interpretada a través de la teoría científica predominante, una idea astronómica que no aparece en la Biblia se había convertido en una posición teológica tan central que la Inquisición amenazaba con torturar a un anciano por enseñar lo contrario a ella.

¿Y qué hay del Sol “inmóvil”? Aquí, por lo menos, la iglesia tenía textos con los que trabajar. Pero ¿acaso estos textos enseñan que el Sol orbita la Tierra, como la iglesia enseñaba que dicen?

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