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Complejidades

Todo esto suscita algunas cuestiones que no siempre son fáciles de responder. Se me ocurren unas cuantas que saltan como liebres (lo escribo sin pensar todavía en las repercusiones éticas que tiene a quién se le vende la fuerza de trabajo, porque no es lo mismo ser académico que investigar al servicio de google o en la Amazonía para una petrolera).

Una de ellas es lo extraño que resulta la frecuencia con que los informantes -suena un poco a replicantes- expresan justamente aquello que estamos deseando escuchar (a mí me ha tocado alguna vez desempeñar también ese papel tan raro al otro lado de una grabadora).72 No es descabellado imaginar situaciones en las que los indígenas hayan asumido y estén contando como propio un relato que han escuchado antes a los antropólogos.

Circula la anécdota de un niño dogón que se definía a sí mismo como animista,73 lo que es poco razonable (curiosa palabra, razonable); vamos, un disparate. Estaría bien revisar si no hay ceremonias tradicionales que han sido dibujadas en modo antropólogo, de manera similar a como ponemos los chismes electrónicos en modo avión.74

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