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Recuerdo haber visto en una escuelita indígena del Chaco cómo planteaban a los chicos un problema de matemáticas en el que tenían que calcular el precio de un reloj. Nadie parecía darse cuenta de que aquello llevaba implícito las nociones tiempo y dinero, que son abstracciones nuestras y no necesariamente compartidas. Hemos convertido lo particular de lo occidental -hay que insistir en esto- en universal.

Clifford Geertz sostenía que tan reduccionista es un idealista como un materialista.67 Bartomeu Meliá debe de opinar lo mismo, porque en su trabajo sobre los guaraníes se ha esforzado en conciliar ambas posiciones. Por eso encabeza una de sus investigaciones con el estimulante título Economía y profecía.68 Claro, es un jesuita.

Pierre Clastres sin embargo defendió lo contrario. El predominio de lo simbólico sobre lo económico. Arremetió contra ´la ideología científica´ y aunque murió jovencito (se estrelló en su coche a los 43) le dio tiempo a escribir -se lo publicaron póstumo- Los marxistas y su antropología.69 Claro, era un anarquista.

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