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Noah Harari ha divulgado -con mucho éxito- en Sapiens los efectos que tuvo para la humanidad el inicio de la agricultura.66 Son evidentes. No hay más que ver las contradicciones entre vaqueros y granjeros en cualquier película del oeste.

Los defensores de la primacía de lo económico aseguran:

…para los agricultores tener hijos era una ventaja, para los cazadores no. El perro es el animal de los cazadores, el gato el de los campesinos (mantiene a raya a los ratones).

La dicotomía entre libre -el jabalí, el toro, el lobo …el cazador- y doméstico -el cerdo, el buey, el perro …el campesino- habla por sí misma.

Pero todas esas explicaciones se quedan cojas. Si alguien me regala una mandioca, ésta adquiere automáticamente un valor que no tiene que ver con la mandioca, sino con el afecto. Sin considerar lo simbólico muchos de nuestros comportamientos no se comprenden:

…repartimos herramientas a los indios creyendo que iban a cosechar el doble y resulta que han trabajado la mitad.

Los debates viejos plantean siempre un reto. El de cómo podremos arrimarnos a ellos con cierta dosis de irreverencia (lo decía Cortázar, no sentirse obligado a sentarse ante la máquina -hoy, el ordenador- con los zapatos lustrados) pero conservando al mismo tiempo un punto de respeto hacia los autores clásicos, que cuando han alcanzado ese estatus por algo debe de ser. La cuestión es entender por qué.

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