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Eso no significa que en sus reivindicaciones no haya hitos reseñables, como el pulso que unos 500 indígenas mantuvieron en el 2001 para detener una reforma legal que los perjudicaba, o los dos meses que la comunidad Chupa Pou permaneció acampada durante el año 2011 en la plaza Italia de Asunción. A raíz de aquella protesta decidieron poner rejas a la plaza.

Como resultado de la movilización del 2001 surgió lo que hoy es la Federación para la Autodeterminación de los Pueblos Indígenas, que es la organización que habitualmente les representa en las reuniones internacionales. Su líder, Hipólito, es razonablemente amigo mío. Me conmovió la manera cómo -en medio del entusiasmo enfebrecido del país entero- supo mantener la cabeza fría en julio de 2015 y una postura sorprendentemente firme contra la visita del papa Francisco.92

Otra cuestión interesante es cómo el Estado incorpora a los indígenas en la oferta turística ligada a las misiones jesuíticas. Constituye un curioso ejemplo de pasado disputado.

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