Читать книгу Desórdenes. Volumen III онлайн

23 страница из 146

De nuevo el Poder. Porque, entendida así, la escritura se transforma en un instrumento de dominación. No creo que haya nada que impida que también pudiese ser una herramienta de defensa: con el mismo martillo lo mismo se puede aplastarle a alguien la cabeza que esculpir una obra de arte bellísima. O colocarlo al lado de una hoz.

Siguiendo esa lógica, debería de ser posible que algún día podamos reapropiarnos del lenguaje para convertir los diccionarios en un instrumento revolucionario.

Esto es polémico. No hace mucho se armó en España un pequeño revuelo a raíz de que una diputada de Unidos Podemos pronunciara en el Congreso la palabra portavoza. En realidad consistió en una réplica casi exacta de lo sucedido unos años atrás cuando una ministra del PSOE dijera aquello de miembra. ¿Cuántas veces nos obligan a consumir las mismas discusiones? Es cansado.

Enseguida todos los dardos se dirigen a los diccionarios y a la Real Academia de la Lengua, y ahí se dividen entre los que acusan a la RAE de sexismo (de nuevo la palabra que construye) y otros -generalmente abanderados por Perez Reverte- que defienden que el papel de la Academia se limita a ser notario de cómo es que la gente habla.

Правообладателям