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Obviemos que el limpia, fija y da esplendor de la RAE resulta un poco anacrónico y olvidémonos también de que a Teodoro Obiang, que habla el hombre como puede, le hayan hecho Académico Honorario de la Lengua;22 el debate está servido, ¿las academias deben de ser descriptivas o prescriptivas?

Una vez escuché una conferencia sobre esto de un lingüista griego, Haralambos Symeonidis. Supongo que debió dedicarse a estudiar la forma de las palabras para poder explicarse a sí mismo su propio nombre, que remite a Rastapopoulos y parece el malo de alguna aventura de Tintín.

Haralambos orientó su charla hacia las diferentes implicaciones que tienen el lenguaje oral y el escrito. Recordémoslo: los fenicios fueron los primeros en representar con letras los sonidos y los griegos lo completaron añadiendo las vocales. De ahí viene lo de alfabeto griego (o abecedario latino). Quedaban aún muy lejos las leyes de correspondencia entre las lenguas, los estructuralistas americanos, el neurolingüismo tratando de averiguar qué parte del cerebro activan los bilingües -la mía debe de estar atrofiada- y los textos de Franz Boas.23

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