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Modestamente, a mí me parece que

…casi siempre es una arrogancia pretender que lo que opinamos sea una ocurrencia nuestra. A menudo lo que decimos -o escribimos- solemos haberlo leído o escuchado antes a alguien (que a su vez se lo habrá oído a un tercero) a quien después la mayoría de las veces olvidamos para poder asumir la cita como propia.38

…y eso sin contar, además, que quien se acaba por llevar el gato al agua no es el que tiene un mejor argumento, sino el que lo impone por la fuerza (¿o es que acaso los arios renunciaron a ser una raza superior porque alguien los convenció de lo contrario?)

Pese a lo dicho, habrá que intentar reflexionar sobre el conocimiento. Tratar de dar dos pasitos más. Eso sí, que sea desde la desconfianza y cuidándonos mucho de no relajar la actitud de sospecha, porque hay una alta probabilidad de que cosas que nos han presentado como obvias no lo sean tanto.

Y es que a la que uno cede y consiente un poco, aparece enseguida una legión de charlatanes y metodólogos pontificando sobre objetivos, resultados, indicadores, evidencias, mecanismos de verificación y otras pedanterías que tratan de disfrazar como científico lo que muchas veces no son más que instrumentos de control administrativo. Hay a quien las cuestiones formales y la mentalidad de contable le ocupan en la cabeza más espacio que el deseo de comprender. Suelen adaptarse bien a la jerga de cada momento y llevar el nudo de la corbata bien hecho.

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