Читать книгу Dimelo cantando онлайн

104 страница из 120

La camarera acude enseguida. Blake pide un batido y, para mis adentros, me doy una reprimenda. Juraría que estaba obsesionada con el café.

—Solo me permito una taza al día. Me pone histérica —comenta, como si pudiera leerme la mente.

Asiento, inquieta. Las consecuencias de la cafeína pueden ser un tema interesante, pero no es de lo que hemos venido a hablar.

Si ha dado el primer paso, quizá tenga una oportunidad de arreglar nuestra relación. Así podría compensar el desastre de anoche. La conversación con Alex no pudo ir peor. Se marchó después de que me sincerase, ¿y todo por qué? ¿Porque no fui capaz de contestar? ¿Qué esperaba que dijera? ¿Que estaba deseando encontrármelos por sorpresa en ese estúpido pub?

Tengo que sacármelo de la cabeza. Como sea. Ahora que ya no formo parte de su vida, debería centrarme en lo verdaderamente importante: arreglar la mía.

—Supongo que tendrás muchas preguntas —comienzo. Blake no se inmuta—. Antes de nada, quiero que sepas que lo siento mucho. Por todo. No hay nada que justifique lo que os hice.

Правообладателям