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Capta la indirecta enseguida y esboza una sonrisa burlona.
—Esté donde esté, seguro que Gale se ha sentido ofendido.
—Me refería a ti.
—Faltaría más. —Pone los ojos en blanco, divertido. Tras unos segundos, su sonrisa decae y analiza mi expresión con detenimiento—. ¿Por qué saliste corriendo?
Desvío la mirada, incómoda. No puedo seguir enfadada si suena tan preocupado.
—Estuve a punto de sufrir mi primer ataque de ansiedad en meses. —Suena muy dramático, así que intento restarle importancia—: La situación me superó, pero conseguí reaccionar a tiempo. Podría haber sido peor. Aun así, estoy bien. Ha pasado mucho desde la última vez que tuve uno. Es buena señal.
—Lo es. —Lo miro de reojo y sonríe, esta vez con sinceridad—. Me alegro de que te esté yendo bien,Holland.
Sus palabras inciden directamente sobre mi corazón, que se pone a latir con fuerza. Al parecer, había olvidado lo mucho que sufrí por su culpa. Era fácil mantener mis sentimientos a raya cuando estaba a cientos de kilómetros. Ahora que está aquí, solo puedo pensar en las ganas que tengo de que se acerque y me estreche entre sus brazos.