Читать книгу Dimelo cantando онлайн

90 страница из 120

No lo hace porque necesitemos el dinero. Ambos somos becados y, además, las cosas nos van bastante bien desde que Bill, mi antiguo jefe, y mi padre se hicieron socios para dirigir juntos el Brandom, el bar que albergó nuestro primer concierto.

Blake tiene una razón de peso para trabajar: quiere pasar tanto tiempo lejos de nosotros como pueda.

—¿Ya te vas?

Al escucharme, se sobresalta y se vuelve hacia mí.

—Me has asustado. Y sí, entro en media hora. ¿Querías algo?

—Necesito hablar contigo.

—Espero que sea rápido. Has dejado a Megan ahí dentro con ganas de meterte la lengua hasta la garganta —repone, señalando el pasillo.

Pongo los ojos en blanco. Siempre igual.

—Qué graciosa.

Esboza una sonrisa burlona. Para que vea que voy en serio, cojo una silla y la arrastro para acomodarme frente a ella. Se guarda el móvil en el bolsillo y mira, expectante.

—Ayer Mason y Finn volvieron a discutir —digo—. Los escuché desde mi habitación y…

—No me interesa.

Como siempre que oye sus nombres en una misma frase, su primer instinto es huir. Pasa deprisa por mi lado y resopla cuando me estiro para agarrarla del brazo.

Правообладателям