Читать книгу Mejor no recordar онлайн

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—¡Sí! Por favor, inténtalo —supliqué, intentando aferrarme a la esperanza de que aquel hombre supiese o hubiese visto algo. Tal vez podría ayudarnos a encontrar a Alejandra.

—En cuanto sepa algo, te vuelvo a llamar. Por otro lado, estoy con Luis, que me está acompañando. Hemos conseguido hablar con Julia, pero dice que no ha hablado con ella. Al parecer, ella también pidió un Uber, que le recogió al final de la calle. La discoteca estaba en un callejón que prohibía el paso a los coches. Por eso mismo, el coche la esperó en la calle principal.

—Gracias, Sofía. —Percibí, a medida que hablaba, que su suave voz se agravaba, mostrando su preocupación.

07:10 h

SOFÍA

Todavía estaba oscuro cuando salimos de la discoteca. Era una fría mañana de invierno en la que la niebla cubría parte del cielo. Hacía ya un par de horas que habíamos dejado de beber, pero aun así seguía notando la excitación en la sangre por los efectos del alcohol.

—¿Os apetece que vayamos a desayunar? Me muero de hambre —preguntó Jorge mientras se subía la cremallera de su abrigo y se ponía la capucha.

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