Читать книгу Mejor no recordar онлайн

28 страница из 77

Rellené el vaso de agua y volví a la cama. Intenté conciliar el sueño, aislando la mente y cerrando los ojos. Pero no lo conseguí. Volví a mirar el móvil y seguía sin obtener respuesta. Además, mi último mensaje todavía no le había llegado. Mi respiración comenzó a acelerarse. Me levanté de nuevo de la cama y fui al baño. Apoyé las manos en el lavabo y, arqueando la espalda, suspiré. Levanté la cabeza y me miré en el espejo. «Tranquila —me repetía intentando no agobiarme—. Seguro que está bien. Lleva mucho sin ver a sus amigos. Se lo estarán pasando bien todos juntos». Miré el reloj y me di cuenta de que eran las siete. Las siete de la mañana. La discoteca estaría ya cerrada o a punto de cerrar. Esperé unos segundos y, ante los fuertes latidos de mi corazón, decidí llamarla. Tuve que contener el aliento cuando saltó el buzón de voz. El teléfono estaba apagado o fuera de cobertura. Sin esperar, y prácticamente sin pensar, llamé a Sofía, una de sus mejores amigas con la que supuestamente se encontraba. Sabía que Alejandra detestaba que llamase o escribiese a sus amigos de noche, pero esta vez estaba realmente preocupada. El resultado fue el mismo. Su móvil también estaba apagado o fuera de cobertura.

Правообладателям