Читать книгу Mejor no recordar онлайн

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—¿Sí? —contestó Carlota un tanto extrañada. Seguro que tenía mi número guardado en sus contactos y se sorprendió al ver mi llamada.

—Hola, Carlota —dije tartamudeando—. Soy Macarena, la madre de Alejandra. ¿Estás con ella? —Decidí ir directa al grano. No quería andarme con rodeos—. La he llamado varias veces y no contesta. Su móvil está apagado o fuera de cobertura.

—No —respondió firmemente—. Ale se fue como hace dos horas y media, hacia las cinco. Nos dijo que iba a pedir un Uber. Debe de estar en casa. —Aunque su respuesta fue clara y pude entenderla correctamente, se escuchaban muchas voces de fondo.

—No, en casa no está. ¿Dónde estáis? ¿No está con ninguno de vosotros? ¿Seguís en la discoteca? —escuché cómo les decía a sus amigos que era yo quien estaba al teléfono y que preguntaba por Alejandra. No pude entender bien lo que las múltiples voces decían, pisándose las unas a las otras.

—Jorge, Ana, Sofía, Carlos, Luis, Miguel y yo hemos venido a desayunar churros. Hemos estado hasta hace poco en Tornado, y ninguno teníamos cobertura. Sofía está llamando a Tomás, que se ha ido hace un rato por si sabe dónde está Alejandra. Julia se fue poco después que ella. Luis la está llamando también, pero parece ser que no contesta. Debe de estar dormida. —Dejó de hablar y volví a escuchar como sus amigos le decían algo. A los pocos segundos, continuó—. Sofía me dice que Tomás está en casa. De camino, probó a llamarla, pero tenía el móvil apagado. También le mandó un mensaje, pero salía como no recibido. —Había mucho ruido de fondo y me costaba entenderla—. Chicos, más despacio, no puedo oíros a todos a la vez. ¿Qué estabas diciendo, Ana? —Carlota intentaba entender a sus amigos, que no dejaban de hablar agitadamente. Pegué un suspiró, y Andrés me apretó la mano—. Al ver que Alejandra no avisaba de que había llegado a casa, Ana le mandó un mensaje para ver si todo iba bien. Tampoco le ha contestado ni lo ha recibido. Lo acaba de comprobar.

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