Читать книгу Mejor no recordar онлайн

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Durante los siguientes minutos, intenté no imaginarme el peor de los escenarios. Intenté convencerme de que Alejandra estaba bien, aunque el agobio y la preocupación me lo impedían. Recordé una y otra vez nuestra última conversación, en la puerta de casa, antes de que se marchase. Casi podía sentir el abrazo que me había dado cuando nos habíamos despedido y, si me concentraba, podía respirar su perfume. En aquel instante, mi móvil comenzó a sonar. Me abalancé sobre él, deseando que fuese Alejandra, que me llamaba para explicarme lo que había ocurrido y decirme que estaba de camino a casa. Mi excitación se derrumbó al segundo en cuanto vi que no era ella.

—Macarena. —La suave voz de Sofía, la amiga de mi hija, me tranquilizó un poco—. Perdona que antes no haya respondido a tu llamada. Estaba en la discoteca y no teníamos cobertura.

—No pasa nada —le interrumpí—. ¿Has conseguido hablar con Alejandra?

—No, pero estoy yendo de nuevo a la discoteca. Al haber sido esta noche su apertura, han cerrado más tarde. Cuando nos hemos ido, todavía estaban poniendo canciones. Quizás siga abierta y pueda hablar con el portero.

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