Читать книгу Por encima del mundo онлайн
13 страница из 51
—Voy a tomar uno de esos maravillosos baños calientes de sal. Hasta pronto.
—Ah —dijo el doctor Slade. Cuando ella se hubo retirado, se sentó—. Eso no costó diez dólares.
Después de cenar, los Slade pasearon por la cubierta; soplaba un viento tibio y la luna brillaba.
—¿Cómo puedes decir que fui grosero? —dijo el doctor—. ¿Hay alguna razón para que yo me moleste en tratar a esa mujer con guantes de seda?
Ella tenía las manos en la barandilla y miraba el trémulo resplandor sobre el agua iluminada por la luna.
—¡Sí, sí! —dijo en voz baja, pero apasionadamente—. ¡La hay! Yo siempre trato de ser amable con tus amigos.
—¿Amigos! Sí. Pero ella, ¿es tu amiga?
—Tú lo has visto. Yo estaba siendo amigable con ella.
Él no dijo nada por un momento, mientras pensaba: “Estoy exagerando.”
—¿Cómo comenzamos con todo esto? —dijo. Luego se rió, la tomó de la mano, y la apartó de la barandilla. Empezaron a andar.
—No volverá a suceder —dijo. Antes de soltarle la mano se la apretó mientras le hablaba. Más tarde, cuando bailaban, permaneció alerta, buscando con la mirada a la señora Rainmantle, para estar seguro de poder evitarla, pero ella no estaba entre la concurrencia del “Bahía Bar”.