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2.1.6. Juicio crítico de este período

Agustín se autocritica implacablemente y hace de esta etapa un juicio muy duro que merece la pena destacar a fin de que penetremos mejor la situación en que se encuentra un verdadero pecador que quiera convertirse.

Piensa que estuvo totalmente desviado, desorientado, del camino: “Me aparté de ti y anduve errado (…) Dios mío, en mi adolescencia, descaminado en demasía de tu firmeza y convertido en tierra estéril” (Cf. L II y III). Esta desviación fue tan grande que tiene que confesar que pecó mucho. El fruto de todo este comportamiento fue la nada.

Con un acento lleno de pena y humildad testimonia esta etapa de su vida con esta expresión: “Así era mi vida. Pero, ¿era vida, Dios mío?” (L. III, c. II).

2.2. Se incorpora en el maniqueísmo - Segunda etapa de su adolescencia

Hasta ahora hemos analizado la situación de pecado de Agustín en lo que se refiere a la sexualidad, la vanidad, la condescendencia con los diversos impulsos de su alma. Pero, hay una parte muy importante en él, dada la grandeza de su mente, que es fundamental para poder acercarse a su estado de pecado: se trata de la contaminación de las ideas o el pecado de la inteligencia o de la mente.


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