Читать книгу La conversión es un proceso. En las Confesiones de San Agustín онлайн
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El hombre es una unidad y cuando un nivel de la personalidad está desorientado, también participan de su desviación todos los demás. Agustín es un hombre pecador desde el instinto más oculto hasta la raíz de su mismo pensamiento. En este momento nos adentramos en el pecado de la mente, que el mismo Agustín nos lo presenta de esta manera: “Los errores y las opiniones falsas contaminan la vida si la misma razón está viciada” (L. IV, c. XV).
El error de la mente obnubila su inteligencia del mismo modo que las pasiones ofuscan su voluntad (Cf. L VII c. I).
2.2.1. Su despertar a la verdad
De la misma manera que hemos visto que Agustín despierta a la sexualidad, así también despierta a la verdad o a la sabiduría. Desde ese momento nace en él una pasión tan grande que el amor a la verdad saldrá vencedor, después de muchos años, sobre cualquier otra pasión de su alma. Sería muy interesante comparar el lenguaje sobre el amor y la sexualidad y el que usa al describir su entrega a la sabiduría.
Esta pasión se despierta en él al descubrir y leer el libro El Hortensio de Cicerón. Este momento es uno de los grandes hitos de su vida. Se encienden sus afectos, arde en deseos de alcanzar la verdad, descubre la estupidez, suspira por la sabiduría: “Aquel libro cambió mis afectos e hizo otros mis deseos. De repente se me desprestigio toda vana esperanza y con increíble ardor del corazón deseé la sabiduría imperecedera” (L. III, c. IV).