Читать книгу Cetreros I. Profecía онлайн

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Era el tiempo de un nuevo ajuste. Con la acostumbrada eficiencia.

Con lo que para muchos podría considerarse fría indiferencia, ese día nuevamente los habitantes planetarios serían evaluados. Y del resultado dependería su permanencia en el planeta.

A millones de kilómetros en el espacio, en una región preestablecida y que era aparentemente igual a las demás en esa esquina galáctica, el espacio tembló con una irrealidad semejante a ondas de agua generadas por la caída de una pequeña piedra en un estanque.

Apareció entonces una brillante fractura en la imperturbabilidad del negro vacío que, tras breves instantes de destellar irregularmente, se estabilizó flotando en la nada. Se asemejaba a un dorado tapiz que ondeaba serenamente en el vacío, brillando cada vez con mayor intensidad en medio de una bruma igualmente dorada.

Era el transportal Alfa.

De pronto, en su interior se abrió un gigantesco túnel de forma ovalada, semejando un descomunal ojo en el que no se reflejaban las estrellas. El tiempo pareció congelarse hasta que, rompiendo de manera brutal la tensa espera, surgió del inmenso túnel un meteorito de diez kilómetros de diámetro con una forma extrañamente regular, compuesto casi en su totalidad de iridio. Irrumpiendo en el espacio local a una velocidad descomunal pero controlada, se dirigió a la Tierra.

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