Читать книгу El dit sobre el mapa. Joan Fuster i la descripció del territori онлайн

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Me convendría dejar insistido el hecho de esa configuración física desigual y heterogénea: el mapa y los itinerarios que cubriremos luego lo harán por mí y con mejor puntualidad. Añadiré en seguida, que paralela a ella, y hasta dependiente de ella, se nos impondrá continuamente una u otra especie de diversidad, a lo largo de nuestros caminos. Diversidad en las costumbres y en la manera de las gentes, en su léxico y en su acento, en las calidades del clima, en los recursos del trabajo y del juego, en las medidas de la producción, en el peso que la historia pone a cada paraje: en todo. Tanto, que, si bien se mira, lo más difícil para quien intenta una interpretación comprensiva del País Valenciano –sea de la índole que sea–es hallar la profunda razón que le da unidad. Entre Elche con sus palmeras arriesgadas, Morella gótica y adusta, y la Sueca del húmedo arrozal, pongamos por caso, parece que apenas hay nada en común, ni en la estampa ni en el estilo de vida. Hablan, cierto, la misma lengua –aquí la llamamos valenciana– y por esta raíz se hermanan e identifican. El contraste ya no tiene siquiera ese atenuante, cuando se trata de una Orihuela casi murciana, de un Segorbe casi aragonés, de una Ayora casi castellana. (PV: 12)

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