Читать книгу El fascismo de los italianos. Una historia social онлайн
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A partir de la posguerra, el cálculo de las regiones más afectadas también fue complejo. Se suministraron datos, pero agrupados, difíciles de analizar. Aun así, de ellos emerge que la mayor contribución de sangre la hicieron los campesinos (casi todos trabajadores agrícolas, aparceros, pequeños propietarios), porque constituyeron el 58% de quienes habían sido enviados al frente (que correspondía al porcentaje de la mano de obra en la Italia de entonces), casi siempre en infantería, es decir, en el cuerpo del ejército más afectado por las pérdidas debidas al combate a pie. Además, ningún campesino tenía la posibilidad de formar parte de los 166.000 hombres movilizados asignados a la industria de la guerra. Fueron las regiones principalmente agrícolas las que registraron la mayor mortalidad, pero con variaciones muy diferentes si se añaden, a los muertos en el frente, los muertos civiles y los soldados desmovilizados, y 1918 fue el año más luctuoso en Italia (el 28 por mil, contra el 26,4 por mil de Austria y el 18,4 por mil de Alemania según los datos recogidos por Mortara). Véneto fue la región más afectada porque a la mortalidad por la guerra se sumaron, después de la batalla de Caporetto, las víctimas civiles causadas por la ocupación enemiga; pero también Basilicata y Cerdeña, lejos del frente, fueron regiones especialmente afectadas, ya que contribuyeron con un alto número de hombres alistados en infantería; y asimismo la región de Apulia, a causa del desarrollo de enfermedades infecciosas, y Lacio, donde el nuevo brote de malaria en terrenos pantanosos descuidados por el hombre allanó el camino a la gripe «española». Según los hombres de ciencia de la época, los inmensos lutos que afectaron a las regiones más rurales fueron lógicos y fueron consecuencia de la conducta económica de la guerra y de la condición de salud de la población agrícola después de esta.