Читать книгу Los parados. Cómo viven, qué piensan, por qué no protestan онлайн

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Los más exigentes son cuatro, tres de ellos con estudios universitarios: 1) Hombre, 51 años, titulado en la antigua FP-2, mando intermedio de la construcción, casi dos años en paro, no percibe prestación ni subsidio; su compañera trabaja como autónoma, sin hijos a cargo; hace chapuzas cuando puede, fija su salario de reserva en 1.500 euros (PRM-1). 2) Hombre, 27, ingeniero técnico, 16 meses buscando su primer empleo, vive con sus padres sin apreturas (padre prejubilado). No habla en sentido estricto de salario de reserva; distingue entre el salario mínimo que debería cobrar un trabajador cualquiera a cambio de ocho horas de jornada (900 euros) y lo que cree que está ganando ahora una persona de sus características (unos 1.300 euros) (AMM-2). 3) Mujer, 45, separada, dos hijos a cargo, pagando hipoteca, más de tres años en paro, sin prestación ni subsidio; considera que con menos de 1.300 euros no llegaría a fin de mes (AOM-7). La cuarta ya la conocemos, es la que se teme que acabará buscando de cajera de supermercado: «Te digo lo mismo que con lo del tipo de empleo que busco […] soy más exigente. Yo tenía un buen sueldo en mi anterior empresa. Yo ahora por menos de, a lo mejor, 1.300-1.400 euros, entiendo que no aceptaría un empleo». Tiene 44 años, tres hijos y está casada con un trabajador social ocupado estable; lleva once meses en paro, percibe prestación y busca empleo con intensidad.


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