Читать книгу Los parados. Cómo viven, qué piensan, por qué no protestan онлайн
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En el extremo contrario, algún joven llegó a hacer consideraciones del tipo «que me den lo quieran, a ver si así consigo colocarme de una vez y demostrar que me merezco más». Y no debe pasarse por alto el hecho de que en no pocos casos el entrevistado tenía muy clara la diferencia entre el salario digno y lo que no iba a tener más remedio que aceptar, porque en el paro no se suele estar cómodo.
De hecho, cuarenta y ocho niegan absolutamente que estar en paro pueda tener alguna ventaja o ser vivido como una oportunidad. Los treinta y cuatro que opinan de otra manera suelen referirse a la posibilidad de mejorar la formación, pero siempre bajo la condición de estar cubierto por la prestación. Es el caso de un arquitecto técnico a punto de cumplir los treinta años que ha aprovechado los dieciséis meses que lleva en paro para hacer un master e intentar establecerse por su cuenta:
¿[Ventajas de] estar en paro y cobrando la prestación? […] Hombre, cuando me quedé en paro un amigo me decía: El paro, ¡madre mía!, ahora en el paro, no vas a encontrar nada, ya verás en tu casa, el aumento de gastos, no sé qué… Él decía que no, yo entiendo que [ventajas] sí. No tengo que hacer nada y cobro todos los meses […]. A mí me ha permitido hacer más estudios, que era imposible completamente con el trabajo que tenía. Me ha permitido aumentar mi formación. Y yo eso lo valoro mucho. En ese sentido, claro, estar en el paro y sin prestación no tiene ventajas. [ESV-8]