Читать книгу Los parados. Cómo viven, qué piensan, por qué no protestan онлайн

58 страница из 84

No obstante, a veces se apunta que siempre puede haber algún aprovechado que lo utilice para columpiarse. Un inmigrante argentino de 47 años (diez en España, casi cuatro en paro, último empleo regular tres años en un restaurante, sin cargas familiares) reconoce haberlo hecho:

Al principio me pagaban 700 euros […] y podía estar en mi casa mirando la tele. Ganaba 1.000 trabajando, 700 sin hacer nada, estaba muy bien. […] Después cobré una ayuda por ser mayor de 45 años, durante un año. […] Los primeros seis meses me hice medio el longuis, tengo que admitirlo. […] Partamos de la base de que los seres humanos, si nos ofrecen trabajo, muchas veces miramos para otro lado. […] Pero después de los primeros meses empecé a cobrar los 400… Dije: bueno, esto no me alcanza para nada, tengo que salir a buscar trabajo, no me queda otra; y salí. Los primeros meses no, pero después no me dormí. […] Ya no tengo nada para cobrar. […] Y salí a buscar en hostelería y no había, y después apareció esto de cuidar a la abuela y […] ahí comencé a venderme para cuidar abuelos. […] Otro abuelo conseguí en una empresa, pero me estafaban, te hacían trabajar y no pagaban. […] Y todo lo que hago es así. [JMLV-2]


Правообладателям