Читать книгу La censura de la palabra. Estudio de pragmática y análisis del discurso онлайн

64 страница из 80

También aconseja la distinción entre identidad e ideología el hecho de que algunos censores –sobre todo, cuando forman parte de una censura oficial–puedan actuar de acuerdo con una ideología, pero sin compartirla; después de todo, ejercer la censura dentro de una institución puede ser un medio de vida. En la década de 1970 el encargado de la editorial MacMillan para Oriente Medio acudió a la oficina de censura en Yida (Arabia Saudí); en su visita, lejos de hallar a un estricto moralista saudí, encontró a un joven palestino que apreciaba vivamente los libros que debía censurar y que no compartía el wahhabismo dominante en el reino. El joven censor se justificó diciendo con tristeza y levantado los brazos: «Es mi trabajo» (Mostyn, 2002: 22). Esto es, se identificaba como censor, pero no compartía la ideología.ssss1

Una última posibilidad es que alguien adquiera una identidad censoria por sus actos, pero que ni se identifique como censor ni necesariamente comparta la ideología. Durante el 18.º Congreso del Partido Comunista Chino (Pekín, 2012) se convirtió en censores a los taxistas que conducían a los delegados: debían llevar las ventanillas de su vehículo cerradas. La autoridad había comprobado que los congresistas arrojaban pelotas de ping-pong con textos censurables.ssss1 Así las cosas, estos taxistas actuaron como censores, pero ni posiblemente se identificarían como tales, ni necesariamente habrían de compartir, aunque la reconocieran, la ideología ortodoxa del PCCh. Se trata de un censor forzado, sin ideología ni identidad global de censor, solo con la identidad censoria del momento.


Правообладателям