Читать книгу Imparable hasta la médula. El cáncer como aprendizaje de vida онлайн

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—La actitud con la que te enfrentes a este proceso es casi tan importante como el tratamiento —me reveló.

Tenía la boca seca de masticar la rabia, el rostro pálido de la congoja, y, aun así, grabé a fuego aquella frase para poder rescatarla en los momentos de mayor flaqueza.

La confidencia que me hizo Cris no fue el único de sus regalos. Finalmente, cedió a mis peticiones y permitió que mis amigos entraran a verme uno por uno. Maite los había puesto al corriente de lo que me sucedía, y los que pudieron se acercaron el primer día hasta el hospital. Disfrazados de quirófano, me saludaron de manera intermitente durante unos minutos. Nadie podía entrar hasta que no saliera el que estaba dentro, y respetaron los turnos como si de una procesión se tratase. Me dejaron huérfana de besos y abrazos, aunque supieron trasmitirme su cariño a través de las miradas y las sonrisas que me robaron. El kit que tuvieron que ponerse para pasar a mi habitación los convirtió en una marea verde de esperanza y, por primera vez desde que pisé la Fundación Jiménez Díaz, me sentí afortunada de poder contar con ellos en el peor momento de mi vida.

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