Читать книгу Imparable hasta la médula. El cáncer como aprendizaje de vida онлайн

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«¿Por qué a mí? Es imposible. Se han tenido que equivocar». Incrédula ante la obstinada realidad, me repetía las mismas preguntas sin cesar. «¿Por qué me está pasando esto?, ¿qué he hecho para merecerlo?, ¿por qué a mí?». Un sinfín de incertidumbres y miedos me atormentaron aquella noche y las siguientes, evitando que pegara ojo durante días, a pesar de que, con los primeros rayos del alba, prometía olvidarme de las preguntas sin respuesta que me restaban empuje y emplazaba a mis fuerzas a librar la batalla más importante de mi vida.

3. La quimio no duele

Resuelta a no darle ninguna tregua al cáncer, respiré hondo para coger impulso y convertir el tiempo en mi aliado y no en enemigo. Cada día sería una cuenta atrás hacia mi libertad. Dibujaría grandes cruces rojas en el calendario para anunciar la llegada de un nuevo amanecer y corroborar que la vida seguía fluyendo por mis venas, a pesar de que mi sangre se hubiera convertido en un brebaje similar a la horchata. Poco apetecible para los fríos días de invierno, sobre todo porque se había transformado en agria y amarga.

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