Читать книгу Imparable hasta la médula. El cáncer como aprendizaje de vida онлайн

43 страница из 56

La llegada de una auxiliar de enfermería me sacó de mis pensamientos. Llevaba el desayuno, un juego de sábanas limpias y otro pijama azul, idéntico al que tenía puesto. El uniforme con el que se me identificaba como paciente era extremadamente grande para un cuerpo como el mío, que a duras penas llegaba a pesar cincuenta y un kilos. Mi silueta se perdía entre los pliegues de una chaqueta demasiado holgada y unos pantalones anchísimos que era incapaz de mantener sujetos a la cintura. No solo estaba enferma, sino que aquella vestimenta lo anunciaba a gritos. Me hacía parecer un fantoche y sentía que denigraba mi dignidad como persona y paciente. Para evitar que aquella desmesura en telas menoscabara mi autoestima, pedí a mi madre que me trajera algunos pijamas de casa. No estaba dispuesta a que el aspecto físico me debilitara emocionalmente. No al menos hasta que fuera irremediable y, quizás para entonces, la apariencia se habría convertido en algo superfluo.

Me costaba adaptarme a mi nueva realidad, a mi minúsculo espacio de normas con sabor a químicos, aromas sulfurados y cócteles de medicamentos explosivos. Unos fármacos dispuestos a envenenar mis entrañas y dibujar surcos imborrables en mis venas. Sin embargo, aceptar aquellas drogas de buen grado era el peaje que tenía que pagar para seguir con vida. Los medicamentos me serían suministrados por vía intravenosa a través de un catéter llamado PICC que me iba a colocar Gloria, una experta en el tema. Llegó a mi habitación desbordando alegría y una gracia andaluza innata.

Правообладателям