Читать книгу Mentiras que no te conté онлайн

11 страница из 26

Me siento otra vez y veo la coreografía de las niñas. ¿Por qué vendrían chicas tan jovencitas a hacer ejercicio? Pienso en lo que yo estaba haciendo a su edad y después me veo las caderas gruesas y dejó de pensar.

Las chicas saltan, suben los brazos, arquean la espalda. Son la apoteosis de la mocedad y la primavera. No recuerdo haberme visto así jamás. Me esfuerzo pero solo logro recordarme hasta hace tres años. Como si hubiera empezado a existir cuando Manuel decidió mirarme en aquella fiesta. Quisiera ser buena feminista y alzar los brazos al cielo clamando por haberme convertido en este contenedor de codependencia, pero siempre fui así, solo estuve agazapada dentro de mí misma esperando que Manuel me trajera a la superficie.

Cuando Manuel no esté y Mariana pasee por la Rambla como una verdadera cosmopolita, yo pasaré mis mañanas con Mónica, Miranda y Mona. Aprenderé a preparar mojitos, martinis y daiquiris, y en lugar de ejercitarnos beberemos tanto que me volveré alcohólica funcional. Cada mediodía llamaré a Manuel al número fijo de su oficina y cuando conteste, colgaré. No adoptaré más gatos pero compraré plantas que irremediablemente se secaran, aunque llore sobre ellas cada noche. O quizá por eso sea que se sequen.

Правообладателям