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Me quedé, pues, solo en nuestro cuarto de estudiante, contando ya los diecisiete años, sintiéndome ya un hombre de experiencia, porque, realmente, puede decirse que no había tenido infancia y porque los desengaños y sufrimientos me hicieran pensar, serenamente, en mi porvenir.
Estudiaba con Larrañaga un compañero, Pedro Mora, inteligente y estudiante ejemplar, hijo de un maestro carpintero establecido en la Cuesta de Santo Domingo, que aparentando excesiva seriedad, rayana en mal interpracenio (sic), que, en vano, pretendía ocultar el corazón de oro y la bondad que encerraba su pecho. Era un obrero muy conocido en Madrid, que con su hermano don Francisco Mora,38 que luego fue hasta su muerte secretario general de la UGT, al lado de Pablo Iglesias, figuró, don Ángel, representando a España en la Segunda Internacional Socialista, gozando durante su larga vida de envidiable prestigio entre la clase proletaria, que jamás explotaron para no abandonar su trabajo sobre el que pesaba el sostenimiento de sus respectivas familias, don Ángel en su carpintería donde se le encontraba, a toda hora, sobre su banco de trabajo, y don Paco, como artista muy destacado en la Compañía de Zarzuela de la Soler di Franco. Aquellos honrados y austeros socialistas de entonces, empezando por su figura cumbre, Pablo Iglesias, trabajaron desinteresadamente por el ideal, viviendo de su oficio, que no abandonaron nunca, dedicándole después de terminada la tarea del día algunas horas que robaban al descanso.