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–Yo no lo había oído.

–Pues lo ha dicho –contestaron todos, menos el alicantino, a quien he hecho referencia, lo que no pasó desapercibido para ninguno.

El origen de lo ocurrido fue que me veían los compañeros leer El Motín,37 semanario republicano y anticlerical en alto grado, dirigido por el gran periodista José Nakens, y sin duda, aquel mal compañero, para conquistarse simpatías del profesor le fue diciendo que yo era suscriptor del periódico en el que, además, colaboraba.

Al salir de clase, a la una, nos fijamos en el mal compañero, que asustado nos decía que él no había dicho nada, teniendo yo que intervenir para evitarle una paliza. Por algo me llamaban Don Quijote.

Sin embargo, el incidente sirvió para que el fraile de levita se «destapase» significando una sentencia en mi contra, lo cual me puso en guardia, para evitarlo a toda costa a fuerza de estudio, haciendo mi examen presenciado por todos mis compañeros, en que pude superar las «pegas» que me oponía, en una verdadera y desigual lucha. Hice un examen merecedor de la nota de sobresaliente, que me rebajó a la de «bueno», pero pude evitar el suspenso al que estaba sentenciado por el fanático fraile, a quien sus compañeros del tribunal, según supimos luego, no le permitieron cumplir tan buena y piadosa obra.


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