Читать книгу Mis memorias онлайн

104 страница из 217

Total, que aquel verano que para cualquiera otro estudiante que había salido airoso de los exámenes debía ser de descanso y solaz, para mí fue de trabajo en la copia del manuscrito primero, que valió al director 1.500 marcos, y, después, el duro e impropio trabajo en el pozo, con el inagotable tormento del histerismo de doña Juana y las consecuencias que me crearon un injusto y denigrante concepto; todo lo cual motivó mi decisión, para el futuro, que no fue otra que la de sufrir con dignidad hasta las mayores humillaciones hasta que llegase el ansiado día de mi emancipación, decisión guardada en secreto, pues ni a mi misma madre, ignorante de cuanto me sucedía, se lo comuniqué, por saber muy bien que ella no hubiera tolerado la infamia que sobre mí pesaba sin su más enérgica protesta, con perjuicio de mis bien pensados y decididos planes cuyas lógicas consecuencias yo presumía.

Retorné, como dije, a Madrid, reanudando mi vida académica del segundo año de mi carrera, que era la iniciación de una compensadora aunque limitada libertad, durante las horas que permanecía en la universidad con queridos y fraternales compañeros, ignorantes de mi tragedia económica y moral, distinguiéndome siempre con su afecto, correspondido a mi carácter jovial, propio de mis pocos años, puesto que, como he dicho, era el benjamín de la facultad, y tendiendo a mi segundo apellido, Quijada, Navarrito propuso en un rato de buen humor, y así ocurrió, el que se me pusiera el remoquete de «Quijote», honrándome con mi homónimo, el héroe de la inmortal obra de Cervantes, aunque a tan gloriosa figura no se acomodase la mía; entre nosotros, quien merecía más ese sobrenombre era el compañero Virgilio Corchero, cuyo tipo y paisanaje, pues era manchego, se identificaba con el ingenioso Hidalgo.


Правообладателям