Читать книгу Mis memorias онлайн
105 страница из 217
La lección que recibí en los últimos exámenes por mi mala y aleccionadora suerte en la insaculación de las bolas en el de Literatura, con los consabidos y cumplidos vaticinios del profesor Sánchez Moguel sobre las calificaciones en las demás asignaturas, y el afán y la fe en el cumplimiento y logro de mi plan, que constituyó mi obsesión, hizo que llevase mis estudios con mayor entusiasmo, notándolo mis catedráticos, y, especialmente, mis compañeros, a pesar de las dificultades que tanto a mí como a algunos otros nos crease un compañero, alicantino por más señas, que para ganarse el éxito a fin de curso cultivaba a los profesores, con sus visitas que aprovechaba para indisponerlos con los que, principalmente, hacíamos sombra a la cortedad de sus facultades intelectuales.
Ese mal conceptuado sistema fue confirmado por los hechos, que demostraron, al mismo tiempo, el espíritu de compañerismo que nunca olvidaré en un sonado y grave incidente, que pudo haberme costado muy caro.
Suplía la cátedra de Historia Universal, regentada por el titular don Manuel María del Valle, por haber sido nombrado director de Loterías, un auxiliar llamado don José Ayuso,36 precedido de gran fama de filólogo, por los estudios que desde muy joven había cursado en un convento austriaco. Hombre corpulento y concentrado, cuyas miradas furtivas, voz afeminada y glacial frialdad de carácter denunciaban al fraile desconfiado y taimado, se nos hizo repulsivo a todos aunque guardándole el respeto debido, que, de día en día, fue transformándose en temeroso distanciamiento, porque en lugar de Historia Universal nos explicaba durante el curso Historia de la Iglesia, materia que, como fraile de levita, dominaba, sirviéndose de la cátedra para desahogo de su fanatismo religioso.