Читать книгу Mis memorias онлайн
113 страница из 217
Ramón y yo firmamos las oposiciones al premio de la asignatura y yo tuve la suerte de que nos saliese un tema bibliográfico, materia en la que, entonces, le había superado, así como en lingüística me consideré siempre inferior. Las armas de ambos opositores, por esa causa, eran desiguales, con perjuicio de mi contrincante, y ante sus dudas respecto a ediciones y sus fechas y editores, le ayudé cuanto pude a resolverlas, por considerar que, por su labor muy meritoria durante el curso, merecía el premio más que yo, reconociendo en justicia su superioridad sobre todos los compañeros.
Leíamos ante el tribunal nuestros trabajos, resultando el mío superior, y mientras esperábamos en el claustro el fallo del tribunal los dos sufríamos ante su tardanza. Él, por el temor natural de que no le otorgaran el premio, y yo por verle sufrir a él, deseando que se lo otorgasen, como se lo manifesté con mi característica franqueza. El fallo fue muy discutido a juzgar por las voces que, a veces, se percibían desde fuera, motivando, según supimos luego, palabras violentas y actitudes más violentas aún entre don Miguel Morayta y Sánchez Moguel; el primero, que sin conocerme defendía mi ejercicio, y el segundo, el de mi contrincante, logrando que le otorgasen el premio, porque podía aprovecharlo en el curso siguiente con la matrícula de honor, no teniendo efecto para mí, puesto que me graduaba como licenciado algunos días después, pero haciéndose constar en el acta, como transacción, que mi trabajo también merecía premio igual, que no se me adjudicaba por no contarse más que con uno.